La ciencia también tiene su Historia. Esta disciplina
cuenta con innumerables anécdotas que nos acercan a la realidad más humana de
la ciencia; una forma de conocer cómo somos nosotros mismos y cuándo comenzamos
nuestro camino para convertirnos en lo que hoy somos.
Cada época tiene sus enigmas científicos, los verdaderos retos al conocimiento que deben resolverse para continuar con el avance de la ciencia. Hace miles de años, los astrónomos persas empezaron a comprender el movimiento de los astros en la esfera celeste. Los griegos descubrieron que
Hoy, en los
inicios del siglo XXI, nadie se atrevería a pensar que la ciencia esté agotada.
Muy al contrario, los enigmas son tan profundos y, a veces, desconcertantes,
que el impulso de la investigación se halla en su máximo esplendor. Algunas de las investigaciones
prometen hacer que el mundo futuro sea tan diferente al actual, que los más
sesudos escritos de ciencia-ficción o anticipación científica queden tan
trasnochados como los cohetes de hélice de "Un mundo feliz" de Aldous
Huxley, o el cañón que dispara la cápsula de los protagonistas en "De la Tierra a la Luna " de Jules Verne.
A una de las
mentes más brillantes del siglo XIX, August Comte, le preguntaron en cierta
ocasión si el conocimiento humano, y en concreto la ciencia, tenía o no
fronteras infranqueables. Comte respondió que sí, que el hombre nunca llegaría
a conocerlo todo. No estaba refiriéndose al terreno difuso y resbaladizo de la
filosofía, y sus preguntas en forma de cebolla. No, Comte se refería a
cuestiones concretas. Quien le inquiría le pidió un ejemplo, y el prohombre le
dijo que jamás seríamos capaces de saber la composición de las estrellas. Hoy,
con un aparato llamado espectrómetro, incluso un niño pueden obtener la composición
de cualquier estrella dándole a un botón. Eso sí, en un observatorio
astronómico. Es algo tan rutinario que uno siente cierta simpática lástima por
el viejo Comte.
Muchas cosas
que se creían imposibles son posibles, y muchas cosas que eran impensables son
hoy tan normales, que lo impensable sería que no existieran. El desarrollo de
la ciencia, y de su sustento, la técnica, han sido tales desde que el hombre
consigna su propia historia, que casi produce vértigo. Vértigo hacia atrás,
pero también hacia delante, al imaginar el porvenir y tratar de vislumbrar eso
inimaginable que algún día será tan habitual como la comunicación por ondas de
radio lo es hoy.
David
Zurdo.
http://www.cadenaser.com/cultura/articulo/ser-historia-historia-ciencia/csrcsrpor/20111229csrcsrcul_4/Tes
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