sábado, 23 de marzo de 2013

EL CORONEL


Amable lector, repasando páginas de nuestra historia, quienes han escrito sobre la vida de Simón Bolívar, no se ponen de acuerdo en reconocer sus méritos y en admitir sus defectos. Pero todos, sin excepción, coinciden que él más que nadie luchó por la igualdad de clases.

Afirmaba que blancos, mestizos, negros, pardos e indígenas tenían los mismos derechos ante la ley. Prueba de ello es que dio la libertad a sus esclavos. Al general Manuel Piar, un mulato ambicioso y altivo por promover el enfrentamiento entre blancos y las gentes de color autorizó que fuera ejecutado.

Con la lenta agonía y muerte del coronel Chávez Frías, quien hizo de Bolívar un ejemplo para seguir, y que ordenó realizar un sofisticado procedimiento para tener certeza de su verdadero rostro; en cambio, poco hizo por indagar sobre el alma del Libertador, pues de haberlo hecho tendría claro que su suerte sería la misma del general Piar.

Chávez, motivado por tantas injusticias, abusos y desprecio por las gentes pobres, quiso cambiar tal estado de cosas, y lo realizó a su manera. Muchos recibieron ayudas en vivienda, educación y salud, pero en cambio, destruyó buena parte de la actividad productiva, alejó la inversión y el ahorro, lo que de manera inequívoca significa que en un futuro habrá más pobres.

Da la impresión que tampoco leyó sobre dos grandes revolucionarios, José Stalin y Mao Tse Tung, que no dudaron en sacrificar millones de personas, exigiéndoles trabajar hasta morir para fundar los cimientos del aparato productivo (bienes de capital). Gracias a lo cual buena parte de las gentes de hoy disfrutan de un mayor bienestar, que se fertilizó con la sangre de personas inocentes.

En la obra escrita por los bondadosos señores Henao y Arrubla, poco se dice de las dificultades que debió superar con sus propios conciudadanos, en particular en el campo militar. Entre otros, Páez, Bermúdez, Rivas, Piar, Zaraza, Cedeño, Castillo y Monagas. Lo anterior, sin contar con el Hombre de las Leyes y muchos otros de los nuestros. Luchar contra los españoles fue una labor menos ardua.

Por la envidia de sus conciudadanos debió salir de Venezuela y finalmente abandonado de todos vino a morir en Santa Marta. Lo acompañaron doce personas que contrastan con el millón que despidió al coronel. Sus restos fueron repatriados unos años después. No por agradecimiento a lo que hizo sino por conveniencias políticas.

Lástima que alguien que tuvo tanto poder, haya desperdiciado la oportunidad de hacer un mejor uso de los enormes ingresos que genera el petróleo. Si hubiese creado más oportunidades de trabajo y no hubiese estimulado la lucha de clases, hoy Venezuela sería muy diferente y nosotros también.

Expongo estas líneas para concluir que, con más frecuencia de lo que se cree, se cambian los principios y las ideas de los grandes hombres, incluyendo a Jesús de Nazaret, para acomodarlas a las conveniencias personales. Ojala que alguien, en un día no muy lejano, les diga a las gentes de Venezuela, que pueblo que no trabaja nunca progresa, que la pereza no es pobreza pero por ahí se empieza. Y que un buen estadista primero produce y después reparte.

RAFAEL ISAZA GONZÁLEZ Publicado el 23 de marzo de 2013. El Colombiano

sábado, 16 de marzo de 2013

UNA HISTORIA PERFUMADA: AROMAS QUE SIEMPRE ACOMPAÑARON AL HOMBRE


Desde los comienzos de la historia, los aromas de la naturaleza han acompañado al ser humano siempre. Utilizados en rituales religiosos primero, luego se fue perfeccionando la fabricación de ungüentos y aceites perfumados, cuya tradición llega hasta nuestros días.

La historia del perfume comienza con el arte de su elaboración. Se cuenta que Alejandro Magno era muy aseado, capaz de perfumar cualquier habitación con sólo el aroma de su cuerpo. En la Edad Media se fabricaron ungüentos con sustancias aromáticas, musgo incluido y después de un período de utilizar animales.

En los siglos XVIII y XIX se volvió al agua de flores. El perfume está tan presente en la historia del hombre como cualquier leyenda. Los aromas de la naturaleza han acompañado al ser humano siempre: las flores, el mar, los árboles, etc.

El Museo del Perfume de Barcelona sostiene que todo comenzó en la prehistoria, el día que el hombre primitivo encendió una hoguera para calentarse o para alejar las fieras que pudieran acecharle y, por casualidad, encendió algunas ramas o resinas de un árbol y éstas comenzaron a desprender un olor agradable, un olor inédito que nunca antes había sentido antes.

Quizás el hecho de encontrarla tan agradable y de que el humo se elevase directamente hacia el cielo, les hizo pensar en utilizarlo como ofrenda a las divinidades o a las fuerzas sobrenaturales que lo habitaban y que desde allí arriba regían sus frágiles destinos en la Tierra.

Los perfumes se han utilizado y se utilizan en rituales religiosos. Los sacerdotes literalmente fumigaban sus oraciones con perfumes que ellos mismos elaboraban, empleando olores fortísimos que favorecían la elevación del espíritu, como con mirra, resina de terebinto, gálbano, olíbano y ládano.

Los aceites perfumados, los ungüentos y las pinturas también formaban parte del rito. Muy temprano por la mañana, cada sacerdote procedía al aseo de las estatuas. Así creían obtener la protección de los dioses y se aseguraban el paso al más allá.

El boom de la cosmética

El aporte más importante que los griegos hicieron a la perfumería fue el aplicar su arte a los frascos de cerámica utilizados para guardar los perfumes, piezas de arte que aún hoy son difíciles de igualar en belleza.

Diseñaron siete formas de almacenar perfumes y los decoraron con animales mitológicos, figuras geométricas y escenas conmemorativas.

El más conocido fue el lekythos, un frasco muy elegante y esbelto que llegó a ser tan popular que para referirse a alguien solemne se decía: "No tenía ni un lekythos".

Pero no todos los griegos amaban el perfume. Sócrates los detestaba, afirmando que ningún hombre debía perfumarse, ya que una vez perfumados olía igual un hombre libre que un esclavo. Otro ejemplo de la democracia ateniense.

A través del Mediterráneo, los griegos exportaron sus costumbres desde el Cercano Oriente hasta España y esto incluyó su amor por los perfumes. Así los primeros perfumistas y barberos salieron de una colonia griega al Sur de Italia y se instalaron en Roma en los tiempos de la República.

Aunque en sus inicios Roma era un pueblo pobre y austero que se dedicaba principalmente a cuidar sus huertos y rebaños y secundariamente a defenderse de sus vecinos, las sucesivas victorias militares y una constante expansión unida al debilitamiento del poder etrusco, la convirtieron en una ciudad brillante y próspera, que pasó de la frugalidad a la opulencia.

Siglo XXI

La perfumería del siglo XXI no escapa a ciertas imposiciones. Si antes los catadores de fragancias, llamados "narices", determinaban el rumbo de una moda, ahora deben escuchar al departamento de marketing y bajar sus narices a fin de seducir a un público cada día más mediatizado.

Sobre la piel

Al aplicarse el perfume sobre la piel, el calor del cuerpo evapora el disolvente, permaneciendo las sustancias aromáticas, que se disipan gradualmente durante varias horas. El perfume se vio favorecido con el refinamiento en las técnicas químicas de los olores.

Su creación

Hay dos tipos de estructuras para la creación de perfumes. Por fases, notas de salida, medias y base, o monolíticas, el aroma se mantiene sin variaciones mientras perdura.

Un 40 por ciento es la forma más concentrada de esencia aromática del perfume. Pero depende del tipo de perfume. El agua de baño lleva el 15 por ciento con aromas cítricos, sólo un 6 por ciento de concentración.

Una mezcla de sustancias aromáticas

El perfume es una mezcla que contiene sustancias aromáticas, pudiendo ser éstas aceites esenciales naturales o esencias sintéticas, un disolvente que puede ser sólido o líquido -alcohol en la mayoría de los casos- y un fijador, utilizado para proporcionar un agradable y duradero aroma a diferentes objetos pero, principalmente, al cuerpo humano.

Los aceites esenciales son sustancias orgánicas, líquidas, aunque algunas veces sólidas, de olor y sabor acres, irritantes e incluso cáusticas. Pueden destilarse sin descomposición, no son miscibles en el agua pero son solubles en alcohol y éter.

Cuerpos grasos, la cera y las resinas.

Su composición química es variadísima, algunos contienen ésteres, alcoholes, fenoles, otros contienen azufre. Existen en todos los órganos de las plantas, pero especialmente en las hojas y en las flores.

Los fijadores que aglutinan las diversas fragancias incluyen bálsamos, ámbar gris. La cantidad de alcohol depende del tipo de preparación al que vaya dirigido. Normalmente la mezcla se deja envejecer durante un año.

Los aceites esenciales se extraen de los vegetales que los contienen formados o que contienen los elementos para su formación. Su extracción industrial tiene gran importancia, existen distintos procedimientos.

Destilación

Este método es el más empleado especialmente para flores, plantas y hierbas, tales como la lavanda, rosas, alhucema, tomillo, sándalo, etc.

Para ello se emplea un alambique de cavidad bastante grande. La parte del vegetal que contiene la esencia de raíz, hojas, flores, corteza, se machaca y se introduce en el alambique. Se añade el agua suficiente para que la materia esté completamente bañada y al cabo de algunas horas de maceración se procede a la destilación.

Cuando se procede por maceración es necesario colocar las flores en unas grandes calderas manteniéndolas sumergidas a fin de que suelten el olor.

http://noticias.terra.com.ar/sociedad/una-historia-perfumada-aromas-que-siempre-acompanaron-al-hombre,cc955e7272e4d310VgnCLD2000000dc6eb0aRCRD.html