Semyon Grigoriev,
director del Museo de Mastodontes en la región Rusa de Sakha, en conjunción con
otros científicos de la
Universidad de Kinki en Japón han alegado que en 5 años el
mundo volvería a ver al Mamut,
3,700 años después de su extinción en la era Cuaternaria. Todo gracias al
descubrimiento de una muestra de ADN en buen estado, la cual era necesaria para
plantearse la clonación como una posibilidad.
El primer paso en este largo sueño por devolver al Mamut al
reino animal pudo vislumbrarse cuando el genoma del proboscídeo fue
parcialmente reconstruido en el 2008.
El siguiente paso era localizar una muestra ADN en buen estado, la cual a pesar
de una larga historia de hallazgos de piel, huesos y hasta especímenes
completos del animal, era inexistente hasta el hallazgo de una médula ósea en perfectas
condiciones adentro de un fémur del animal.
A diferencia de otros animales extintos como los
dinosaurios, el hombre ya ha tenido la oportunidad de ver al Mamut en carne y
hueso anteriormente, siendo una de las primeras fotografías las tomadas durante el hallazgo de un
espécimen completo parcialmente descongelado del permafrost a orillas del rio
Berezovka en el siglo 19; expedición narrada por José Martí en su libro "La Edad de Oro".
Sin embargo, rehabilitar al Mamut a la fauna del mundo
después de 3,700 años de ausencia también deja muchas preguntas, tanto éticas
como científicas. El mundo es un lugar muy diferente al que dejó atrás el
venerable mastodonte.
En primer lugar debemos
asumir que el plan no es de reintroducir al Mamut a un hábitat, ya que el mismo
no existe en su integridad prehistórica; faltando tanto las fuentes
alimenticias de aquel entonces, así como también el espacio para que el mastodonte
lleve a cabo una existencia libre y digna.
Por lo tanto, debemos asumir que este retorno es más un
experimento de ciencias para la satisfacción profesional y visual de los seres
humanos, y que el pobre animal sería enjaulado en un zoológico errante que lo
llevaría por todos los rincones de la tierra cual King Kong.
No se debe sin embargo descartar las posibilidades que
establecería este precedente en el ámbito de rescate de la biodiversidad del
mundo, especialmente cuando consideramos la inminente extinción de varios
animales de nuestra época como el Tigre (del cual quedan tan solo 4,000), el
Gorila de montaña (del cual quedan 786)
entre muchos otros.
¿Escucharemos en 5 años al Mamut de piel lanuda y grandes
cuernos encorvados trompar nuevamente sobre la tierra? Sea cual fuere mi
postura ética con respecto a la clonación, no puedo más que recordar el asombro
y el terror cuando descubrí al Mamut por primera vez en las ilustraciones de
aquellas páginas de la
Enciclopedia Salvat para niños hace tantos años ya. Ante el
prospecto de verlo en carne y hueso en tan solo unos pocos años, me doy cuenta
que aquellos sentimientos infantiles han sabido persistir.
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