La tolerancia no ha sido
precisamente una virtud que haya caracterizado las religiones. Generalmente,
ellas han impuesto un pensamiento único; han perseguido, castigado y expulsado
de su comunión. En su relación con la sociedad, han invadido espacios civiles
que no eran de su competencia, y han impuesto sus creencias, muchas veces por
la fuerza. Esta intolerancia, con la seguridad de poseer la verdad, es lo que
se suele llamar el fundamentalismo: edificarse en un sistema rígido de
creencias religiosas que se “fundamentan”, a su vez, en textos tomados al pie
de la letra, definiciones dogmáticas y magisterios infalibles. ¡Terribles
consecuencias! Las hogueras están en la historia de cada una de las grandes
religiones.
El fundamentalismo está hoy por todas partes (en política, en economía),
pero la palabra nace en un entorno religioso muy concreto: el protestantismo
evangélico; su lugar geográfico: los Estados Unidos de América; y su momento
preciso: a comienzos del siglo XX. Estos hechos dan a entender la importancia
actual del fundamentalismo cultural y religioso de origen norteamericano. Se ha
ido expandiendo en todo el mundo. Desde comienzos de los años 80, el
fundamentalismo ha venido apoderándose de inmensos espacios de la vida.
Frecuentemente sembrando muerte.
Hoy en día, el islam es una de las religiones cuestionadas por supuesto
fundamentalismo. Sin embargo, la lectura del Corán – libro religioso del islam
– lleva a constatar la existencia de dos clases de textos: los que son amplios
y generosos, y los que discriminan, especialmente a las mujeres y los no
musulmanes.
La primera fuente de textos viene de la primera etapa de la vida de
Mahoma, la de La Meca :
ninguna discriminación por ningún motivo, ni siquiera por motivo de sexo o de
religión. Numerosos son los textos coránicos que defienden la libertad de fe y
muestran respeto por la increencia. En este terreno, el islam ha sido, en
muchos siglos de su historia, más tolerante que el cristianismo. El Corán es
pródigo en textos que expresan respeto por los judíos y los cristianos. Es
bastante probable que, al principio, Mahoma no pretendiera fundar una nueva
religión, como tampoco lo pretendió Jesús. El Dios que se ha revelado a Mahoma
es el mismo Dios de los judíos y los cristianos, dice el Corán, y Mahoma
muestra simpatía para con ellos.
Pero hay también textos claramente discriminatorios, contra la mujer y
el no musulmán. Ese Corán inclusive manda a combatir a judíos y cristianos, y
es enemigo del descreído. Son textos de la segunda etapa, de Medina. Entonces,
¿cómo administrar la vida en sociedad hoy si existen textos de doble
proveniencia, y difícilmente conciliables?
Allí es donde fundamentalismo y hermenéutica se oponen. En Bruno Renaud. http://eltiempo.com.ve/opinion/columnistas/es-fundamentalista-el-islam/38101
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