A lo largo de 2011 el mundo se vio inundado de
movimientos de los indignados, de personas a las que el modelo económico ha
condenado a la pobreza y la inmovilidad social. En sus protestas se popularizó
el uso de una máscara peculiar, la del personaje central de V de vendetta,
historieta creada hace más de 30 años por al artista-anarquista británico Alan
Moore, quien habla con Proceso, analiza a su manera la crisis económica mundial
y concluye: “Esto que tenemos ahora ni siquiera es capitalismo; este sistema ha
hecho que los bancos reciban los mismos privilegios que las monarquías del
siglo XVI, cuando éstas funcionaban por sobre el Parlamento”.
Una máscara empezó a darle la vuelta
al mundo: blanca y con abultados pómulos rosas, una sonrisa sardónica enmarcada
por un negro bigote de puntas alzadas y una breve piocha, los ojos casi
cerrados y semioculta por el ala de un sombrero… De Nueva York a Londres,
Atenas, Río de Janeiro, Madrid y Roma miles de indignados -los del movimiento
occupy, que protestan ante la debacle del sistema financiero internacional-
llevan esa careta, símbolo de la oposición al poder capitalista, inspirada en
la historieta V de vendetta.
Al creador de esa obra gráfica, el británico Alan Moore, de 58 años, no
le sorprende que el símbolo que creó hace más de 30 años se haya instalado en
la realidad y tenga ya tanta importancia.
La máscara surgió de V de vendetta, una novela gráfica muy popular
ambientada en Gran Bretaña en lo que entonces era un futuro cercano –1997, casi
dos décadas después de haber sido escrita– tras una guerra nuclear y con gran
parte del mundo destruido donde un partido fascista –que Moore ideó basándose
en el gobierno de la conservadora Margaret Thatcher– domina el Reino Unido y se
dedica a aniquilar minorías étnicas y raciales.
El personaje central de la obra es un anarquista apodado V, quien
siempre lleva la máscara que representa el rostro de Guy Fawkes, conspirador
católico inglés que el 5 de noviembre de 1605 intentó hacer explotar el
Parlamento. V empieza una elaborada y violenta campaña a fin de derrocar al
gobierno e incitar a la población a adoptar una sociedad anarquista. Finalmente
hace volar la residencia del primer ministro, en la calle Downing, centro del
establishment británico.
A más de 30 años de la publicación de la historieta y con gran cantidad
de similitudes entre la visión apocalíptica de Moore y la realidad actual, hoy
miles de activistas y manifestantes de todo el mundo encontraron en V y su
máscara un símbolo de repudio al orden establecido.
“Hemos visto una falla económica
colosal que hasta donde entiendo fue puramente el resultado de bancos que
corrieron riesgos estúpidamente ridículos y de una cultura de impunidad, en la
que los banqueros no fueron penados por el caos que generaron. Todo debido al
principio de ‘demasiado grande para caer’. Ese principio dice que si estos
bancos se colapsan, se llevarán con ellos al abismo todo el sistema económico,
algo que es probablemente cierto”, agrega este inglés que suele evitar a la
prensa.
“Ellos son nuestros líderes
porque controlan la moneda. No cumplen ninguna otra función. Ciertamente en
este siglo las fuerzas económicas y poderes políticos económicos han sido
probablemente más descaradamente rapaces en su avaricia y ambición que lo que
recuerdo en toda mi vida”, sostiene el creador de historietas icónicas como
Capitán Britania, La saga de la
Cosa del Pantano, Watchmen y La liga de los caballeros
extraordinarios, entre otras.
“Más allá del límite”
Moore, quien se declara anarquista, afirma además que el movimiento de
protesta actual “es en gran medida lo que uno esperaría si la gente ha sido
presionada más allá del límite de tolerancia.
“Esto es un indicativo de que en el siglo XXI la política no puede ser
manejada bajo los modelos que la sostuvieron durante el XX. Tenemos en nuestras
democracias mandatos cada vez más acotados de la gente e incluso, si votamos
por líderes políticos, sus acciones concretas una vez en el gobierno muchas
veces son opuestas a las que prometieron en las campañas electorales.
“Sospecho que ésta es una de las
razones por las cuales el movimiento de protesta ha surgido de la forma que
surgió. Debido a que estas tecnologías (como internet) ayudaron a incrementar
todo tipo de comunicaciones entre la gente. A veces esto tiene aspectos
negativos, uno termina con acosos cibernéticos y ese tipo de cosas.
“Supongo que cualquier sistema tiene su lado negativo, pero con la
emergencia de movimientos de activistas, como Anonymous, y movimientos
políticos, como Occupy, ha surgido un lado positivo de los medios sociales. La
gente ha podido organizarse de manera inimaginable en otras épocas”, agrega.
Afirma que “era hora” de que nacieran dichos movimientos de protesta:
“Esto surgió debido a lo que está pasando actualmente en el mundo. Es
ciertamente mejor y más abarcador que cualquier otro movimiento que tuviéramos
en los sesenta o desde entonces.
“Ese fue el primer momento en que
vimos una respuesta de furia hacia el régimen de Margaret Thatcher. Al mismo
tiempo surgieron grupos de extrema derecha, que en su momento fueron
encabezados por el Frente Nacional. Parecía que había un número de elementos
que trataban de meterse en el panorama político de Inglaterra y cuando escribía
V de vendetta estos hechos formaban parte de mi tira. Fue una respuesta muy
específica a un panorama político muy específico”, sigue Moore.
También opinó sobre la crisis económica y de deudas soberanas, al
advertir que “la situación actual es mucho más grave que en los ochenta.
“Lo que entiendo de la situación económica, a partir de libros de
economía que he leído para uno de los capítulos de mi siguiente novela,
Jerusalén, es que hay un agujero negro de 54 trillones de dólares que se ha
abierto en nuestro sistema económico.
“Es difícil ver una salida a menos que todos estemos preparados para
someternos a una austeridad increíble, mientras que los banqueros y ejecutivos
siguen cobrando bonos y primas exagerados sin ser penados por los robos a la
gente. No hay una salida fácil a esto al menos que estemos preparados para ser
víctimas de medidas brutales que nuestros gobiernos quieren imponernos.
Entonces tiene que haber otra solución”, subraya.
“Diría que esto ya no es capitalismo. El capitalismo, brutal como es, al
menos implica los principios de ‘sobrevive el más fuerte’ y ‘libre mercado para
todos’. Es completamente injusto, pero esto que tenemos ahora ni siquiera es
capitalismo; este sistema ha hecho que los bancos aparentemente reciban los
mismos privilegios que las monarquías del siglo XVI, cuando éstas funcionaban
por sobre el Parlamento.
“No estoy sugiriendo que esa sea una buena idea. Imagino que decapitar a
banqueros sería bastante satisfactorio para algunos, pero no haría ningún bien.
A quien debemos decapitar es al sistema económico en sí mismo, a la moneda”,
sugiere Moore, quien pronostica en el futuro “un mundo sin moneda ni
gobiernos”.
“Estamos viendo ahora una especie de transición hacia una democracia
genuina, que será gobierno de la gente. Democracia significa que la gente
gobierne. No que los elegidos por la gente gobiernen, que es algo diferente.
Este tipo de movimientos de protesta podrían permitir el nacimiento de una
nueva forma de democracia genuina, que se extendería a la arena económica y
política. Tendremos que esperar y ver, tal vez sea pedir demasiado. Pero por
otro lado, estas nuevas oleadas de protestas cada vez más sofisticadas parecen
ser nuestra mejor esperanza de obtener ese tipo de solución.”