Si entonces os obedecen, no sigáis buscando otro camino contra ellas,
porque Allah es ciertamente alto y grande». El texto, que el Islam
considera inspirado divinamente, ha dado lugar a comportamientos muy concretos
en las sociedades sometidas a la sharia o ley islámica. Los viajeros
occidentales podían sentirse horrorizados por su ejecución, pero, en cualquier
caso, nada podían hacer contra la ley del país.
El problema se ha convertido en ineludible cuando los que profesan
semejantes principios han comenzado a asentarse de manera numerosa en
Occidente. Hace tan sólo unas horas, los Mozos de Escuadra acusaban al
imán de Tarrasa, Abdeslam L. de instar a los fieles de su mezquita a «corregir»
mediante la violencia física y psíquica lo que consideran «conductas desviadas»
de sus mujeres. Las predicaciones eran pronunciadas ante millar y medio de
musulmanes en la reunión de los viernes.
Los hechos recuerdan el tristísimo caso del imán de Fuengirola que llegó
incluso a redactar un manual donde explicaba cómo había que golpear a las
mujeres señalando, por ejemplo, que se trataba fundamentalmente de humillarlas
a fin de enseñarles cuál era su lugar. Me consta que algunas personas pensarán
que citar a estos ministros de culto ante un juez es contrario a la libertad de
religión. Me permito disentir. Personalmente, no considero ninguna libertad por
encima de la relacionada con la conciencia y comprendo, precisamente por ello,
que se halle protegida por los ordenamientos democráticos.
Sin embargo, esa libertad de culto tiene limitaciones
indispensables. Así, nunca podría tolerarse, al amparo de ella, la
práctica de sacrificios humanos como los realizados en las religiones
precolombinas. Incluso el Tribunal Constitucional ha establecido esos límites,
por ejemplo, al impedir que unos Testigos de Jehová priven de una transfusión
de sangre a sus hijos. Precisamente por que los límites resultan tan
obvios resulta absolutamente intolerable que determinadas conductas como el
maltrato femenino se pretendan proteger so capa de libertad religiosa.
Si, efectivamente, el imán de Tarrasa predica la bondad de acciones como
el golpear a las esposas resulta más que deseable que sea condenado por la ley
y, acto seguido, deportado de España. Y es que o la justicia española
actúa de manera terminante respetando los límites indispensables de la libertad
de culto o, pasando por alto estas acciones, tan sólo habrá abierto el camino a
la barbarie generalizada el día de mañana.
Cesar Vidal
http://www.larazon.es/noticia/9283-limites-indispensables-por-cesar-vidal
No hay comentarios:
Publicar un comentario