En una época
en que el laicismo domina todo debate en Europa, el Vaticano recurre a
Constantino, el emperador romano que legalizó el cristianismo hace 1.600 años,
para abordar en un congreso el tema del lugar de la religión en la sociedad
moderna.
Con el título "Constantino, el Grande, las raíces de Europa",
el Consejo Pontificio para las Ciencias Históricas inauguró un encuentro
internacional sobre la conversión del emperador al cristianismo en el año 312 y
las consecuencias de esa decisión, al haber dado por primera vez legitimidad a
la religión, favoreciendo así su expansión.
Ese gesto, recuerda la historiadora francesa Claire Sotinel, se concretó
en el año 380 cuando el emperador Teodosio decretó oficialmente el cristianismo
como religión oficial. Durante 68 años "todas las opciones eran posibles
para descubrir el lugar de la religión en la sociedad y en el sistema
político", explicó la experta en un encuentro en el Vaticano.
Para el
presidente del Comité Pontificio para las Ciencias Históricas, el francés
Bernard Ardura, la conversión de Constantino sirvió para "trazar el perfil
de la Europa
cristiana", introduciendo la idea de la cooperación entre Iglesia y Estado
y de la libertad de conciencia, culto y religión.
"Así se comenzó a fraguar el patrimonio humano y cultural del viejo
continente", comentó.
Para Giovanni Maria Vian, director del diario del Vaticano,
L'Osservatore Romano, Constantino fue uno de los "políticos que
revolucionaron la historia de Europa". El periodista e historiador
recuerda que el emperador defendía en realidad el principio predicado por Jesús
de "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios" (Mt
22,21), de importancia actual.
Para Claire
Sotinel, "Constantino adoptó una religión que no era oficial para
nadie" y estaba convencido de que el "Dios de los cristianos lo
protegía y protegía a todo el Imperio, pero también pensaba que todo el mundo
era libre de creer en lo que quisiera".
En el año 313, Constantino promulgó el "Edicto de Milán",
declarando que se permitiese a los cristianos seguir la fe de su elección. Con
ello, se retiraron las sanciones por profesar el cristianismo, se dejó de
martirizarlos y de perseguirlos y también fue útil para las demás religiones,
permitiendo que cada persona adorase a la divinidad que eligiese.
Si bien tal concepción fracasó, el modelo "constantiniano"
sigue estando de actualidad para indicar la vía para una cooperación entre el
Estado y la religión, en un momento en que se debate acerca de las raíces
cristianas de Europa.
http://www.google.com/hostednews/afp/article/ALeqM5jgQLlS9Fwt1oLt3FHqBO_C3bZ-8A?docId=CNG.c8077e994ef6f6371def27711bc2313e.651
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