En su crueldad, el conflicto en Siria comienza a parecerse a
la guerra de Bosnia de hace 20 años, cuando fuerzas serbias, musulmanas y
serbias destrozaron el país balcánico y el asediado pueblo de Sarajevo enterró
a miles de muertos en campos de deportes.
La
carnicería en Bosnia fue retransmitida a todo el mundo por canales de
televisión por satélite 24 horas que estaban entonces en sus primeros días. La
de Homs, en Siria, ha llegado al mundo casi cada hora a través de los teléfonos
móviles y el vídeo amateur.
Las imágenes
de niños muertos, extremidades cortadas, sangre en los arroyos y personas locas
por el dolor provocan horror, además de peticiones de una intervención exterior
armada.
La
intervención se produjo en Bosnia, pero de forma tan dubitativa que la agonía
de su pueblo se prolongó durante casi cuatro años, en los que docenas de miles
murieron y un millón perdieron sus casas.
Las potencias
occidentales que finalmente pusieron fin al sacrificio dicen que no tienen
intención de entrar en Siria, una decisión que tendría consecuencias
incalculables en una región volátil.
Bosnia era
una pequeña república de Yugoslavia, una crisis europea a las puertas de la OTAN. Siria es una
importante república árabe con amigos poderosos como Rusia e Irán, situada en
una encrucijada estratégica.
El
denominador común más reconocible entre ellos es el tanque T-72 de la era
soviética. Ha entrado en ciudades para sofocar a rebeldes y civiles apenas
armados en los once meses de represión por parte de las fuerzas del presidente
sirio Bashar el Asad.
Hay un aire
de 'deja vu' en estas escenas y los remedios "humanitarios" que ahora
están siendo demandados, las misiones de ayuda que en Bosnia condujeron
inevitablemente a una intervención armada.
"La
guerra de Bosnia y el conflicto en Siria son diferentes en cuanto a
naturaleza", dicen Soner Cagaptay y Andrew Tabler, del Washington
Institute. Pero "cualquier grupo internacional que busque proporcionar una
intervención humanitaria para proteger a los civiles vulnerables en enclaves
'liberados' por la oposición (en Siria) debería inspirarse en las lecciones de
Bosnia en los 90".
Esas
lecciones muestran que exigiría una fuerza internacional reforzada por aire y
con una orden de devolver el fuego. Probablemente estaría encabezada por la OTAN, dirigida por un general
musulmán de Turquía, vecina de Siria, e incluiría unidades árabes.
REFUGIOS Y
CORREDORES
Turquía
pidió hace meses refugios seguros para los sirios, y está ahora colaborando con
la Liga Árabe y
con Francia . Al menos 5.500 sirios han muerto en once meses, dice la ONU.
La reunión
"Amigos de Siria" que tendrá lugar con los países árabes en Túnez el
24 de febrero "dará un mensaje muy fuerte de solidaridad con el pueblo
sirio y también una advertencia para el régimen sirio", dijo el ministro
turco de Exteriores Ahmet Davutoglu.
Francia
quiere que el Consejo de Seguridad de la ONU apruebe su plan para corredores humanitarios
que entren en Siria desde Turquía, Líbano o Jordania, a la costa
mediterránea o a un aeropuerto.
Si consigue
el respaldo de la ONU,
Turquía, que ya alberga a refugiados y desertores del Ejército sirio, parece
ser el más puente más probable. Pero el presidente francés, Nicolás Sarcozy,
descartó el viernes una intervención directa, alegando que en Siria la
"revolución no será liderada desde fuera, debe serlo desde dentro".
En Bosnia, el mundo contempló atrocidades mientras se ponía
lentamente en marcha la intervención, en parte por la reticencia occidental a
entrar en conflictos que son considerados guerras civiles étnicas, además de la
firmeza rusa hacia la no interferencia y una verborrea diplomática empañada por
una idea de que se trataba de una lucha justa.
Factores
similares están en juego en Siria. Los vetos de China y Rusia han bloqueado
cualquier acción por parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas,
insistiendo en la no interferencia en una revueltas contra un Estado legítimo.
Pero la
semana pasada, la
Asamblea General de la
ONU condenó al Gobierno de Asad por sus violaciones en
derechos humanos y le dijeron que se fuera. Su resolución, respaldada por
un plan de la Liga
Árabe que exige la retirada de maquinaria pesada de ciudades y pueblos, era no
vinculante. Pero también lo fueron las primeras resoluciones sobre Bosnia.
La mejor
arma en Bosnia contra el intachable poder de un ejército serbobosnio apoyado
por tanques y artillería resultó ser la irritación de la opinión pública
mundial.
Hasta ahora,
no ha habido manifestaciones masivas en las capitales occidentales exigiendo a
los gobiernos de la OTAN
que intervengan en Siria. Sin embargo, a juzgar por las demandas crecientes de
líderes internacionales para que Asad dimita de inmediato, la presión parece ir
reforzándose.
El
secretario general de la OTAN,
Anders Fogk Rasmulssen, dice que, incluso con un mandato de la ONU y respaldo árabe, duda de
que la alianza vaya a implicarse. Pero como se vio de nuevo en Bosnia, las
políticas pueden cambiar.
"No
tenemos perro en esta lucha", dijo el secretario de estado de Estados
Unidos, James Baker, en 1991 tras el fracaso de una misión para detener la
sangrienta desintegración de Yugoslavia, que dio lugar a la guerra de Bosnia.
Pero cuando
se convirtió en el peor conflicto en Europa desde la Segunda Guerra
Mundial, la OTAN
entró en la lucha, empezando con un contingente de paz de 50 hombres pero
terminando con 100.000 en el país, después de bombardear la maquinaria serbo Bosnia
para imponer un plan de paz.
Llevó cinco
años y más de cien resoluciones del Consejo de Seguridad sofocar la guerra que
las Naciones Unidas esperaban que terminara en el verano de 1992. Terminó en el
invierno de 1995, con más de 100.000 muertos y ciudades enteras destruidas.
Douglas
Hamilton
http://noticias.lainformacion.com/politica/derechos-humanos/el-caso-sirio-refleja-la-historia-de-bosnia_aH7C3fkgqu7kUw3hsqwQ87/