Un enorme iceberg –del doble del
tamaño de Manhattan, Nueva York– se ha desprendido de un glaciar en el norte de
Groenlandia. ¿Adónde va a ir? ¿Cómo hacerle seguimiento
En el caso del iceberg que se
desprendió del glaciar Petermann, parece difícil pasarlo por alto. Fácilmente
puede ser visto en imágenes de satélite, además, está ubicado en el fiordo de
los glaciares.
Pero
una vez que salga al mar abierto, el iceberg se irá a la deriva y comenzará a
fragmentarse en trozos más pequeños, de una forma prácticamente imposible de
predecir, dice Trudy Wohlleben, pronosticadora del Servicio Canadiense del
Hielo.
Wohlleben
rastrea los datos satelitales acerca de los icebergs. Fue la primera persona
que detectó este nuevo témpano, así como uno anterior, del doble del tamaño,
que se desprendió del mismo glaciar en 2010.
El
riesgo de los "gruñones"
Las
corrientes de agua y el viento son dos de las principales fuerzas a considerar
en el momento de determinar hacia dónde va un iceberg. El principal seguimiento
es realizado por satélites, pero, a medida que el iceberg se parte en piezas
más pequeños, se empiezan a hacer difíciles de ver.
"Los icebergs van a la deriva y
se derriten hasta que, finalmente, se hacen imposibles de detectar por
satélite, porque son muy pequeños", dice Eric Rignot, científico de
investigación senior en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA. Los icebergs
pequeños son llamados tempanitos (del tamaño de un piano de cola) o
"gruñones" (aproximadamente del tamaño de una casa pequeña).
Aunque cualquier cosa del tamaño de
un "gruñón", o más pequeño, es difícil de detectar para un satélite
son una amenaza para los barcos. "Los icebergs grandes son razonablemente
visibles. Son las piezas más pequeñas las que representan en un problema para
la navegación", dice el capitán David Snider, piloto de hielo y navegante
cuya experticia es ayudar a los barcos a trazar un paso seguro a través de las
aguas heladas.
"Pueden permanecer ocultos en
los mares agitados. Y lo que no se puede ver siempre es más difícil de
evitar".
A
la caza de los trozos
Una
técnica para superar este problema consiste en la colocación de faros de
seguimiento satelital en los icebergs, los cuales envían señales que indican su
ubicación, tal como un sistema GPS (siglas inglesas del Sistema de
Geoposicionamiento).
Wohlleben
explica que los dispositivos se posicionan aterrizando un helicóptero sobre el
iceberg o dejándolo caer en su propio miniparacaídas desde un avión. No
obstante, hay problemas logísticos: "Las baterías sólo duran cerca de un
año, entonces se hace necesario cambiarlas".
Han pasado dos años desde que el
primer gran iceberg se desprendió del glaciar Petermann glaciar y Wohlleben y
su equipo siguen rastreándolo. "Todavía queda un pedazo", afirma
Wohlleben, quien explica que al trozo desprendido le tomó cerca de un mes
"maniobrar su salida del estrecho espacio" del fiordo.
Una vez fuera se rompió en dos
mitades y un año más tarde uno de esos trozos alcanzó Newfoundland. "Empezó
haciendo pequeños círculos y quebrándose en pequeños témpanos. Ocurrió muy
cerca de tierra firme y pudo verse desde la Estación Espacial
Internacional". La otra mitad –un trozo de alrededor de 40 kilómetros
cuadrados– actualmente se encuentra encallado en la costa oriental de la isla
de Baffin.
¿Podría el trayecto del iceberg de
2010 ayudar a predecir a dónde irá el que se desprendió recientemente de
glaciar Petermann?. No resulta tan sencillo. "Es realmente difícil. Puedes
tener dos piezas una al lado de la otra y éstas divergirán y tomarán rutas
diferentes", explica Wohlleben. "Eso es lo que ocurrió en 2010:
el fragmento principal simplemente se fue".
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